Has escuchado la frase en decenas de películas. Sucede en esa escena en la que un crimen parece haberse aclarado, pero el investigador o el policía voltea con el testigo y le pregunta casualmente algo que comienza con un “Oiga, solo por curiosidad…”. Y a partir de la respuesta, todo cambia, algo nuevo se revela.
No necesitamos ser detectives ni estar investigando un crimen para poder plantear este tipo de incógnitas a otra personas, solo hay que querer ser menos ignorantes. De eso se trata esta serie, de cuestionar lo que obviamos porque creemos que lo sabemos, o de evidenciar eso que no sabemos que sabemos, o de acercarnos a eso que no pensamos que queríamos saber. Nuestras curiosidades surgen a partir de anécdotas, de pequeñas historias o a de examinar determinados contextos y luego viene lo mejor: nos damos a la tarea de resolverlas en un diálogo con algún experto.
Escucha los podcasts de esta serie ¡muy pronto!