El famoso tema de Batman y la historia que no sabías…
Tararararararara Baatmaaan…(o de cuando la obra supera al autor)
Por: Erik Montenegro [Artículo publicado originalmente en la revista AcidConga I World Groove (Madrid, España), adaptado para auddiora.com]
A las ocho de la noche me sentaba muy quietecito con mi espumosa malteada a ver el último programa que me permitían mis padres en la televisión antes de ir a la cama. Jamás me di cuenta, en esa niñez, que en realidad Batman necesitaba unas horas más en el gimnasio, y que curiosamente Robin era el que arrancaba el suspiro de las chicas (hoy nuestras mamás). Esa era ya, tal vez, la tercera o cuarta vuelta que la televisión le daba a la serie.
Recuerdo de manera lúcida al Joker, interpretado por quien dejara escuela entre Guasones, Cesar Romero, galán de la época, hijo de cubanos quien ya había co-protagonizado con el Rat Pack el filme original del Ocean’s Eleven. Romero nunca había leído un solo comic de Batman, así que no existían prejuicios para elaborar a su personaje, lo que lo hizo memorable tras ese maquillaje que dejaba ver el bigote del actor, ya que por contrato no permitía que se lo afeitaran -las grabaciones eran una a la semana, por lo que no perdería su ya conocido encanto tras su bigote con las chicas-
Muchos años después, esa misma serie traería más sorpresas. Cesar Romero ocultó su homosexualidad durante toda su carrera, lo que les ponía también el cabello verde a todas las damas que soñaban con “al menos” un cafecito con el galán en alguna terraza romántica. ¡BAM!
Y es que lo intentó una y varias veces. Cisko Kid y apariciones diversas en co-protagónicos de varias series. Jamás consiguió entrar al Olimpo personal de las estrellas, a menos de que saliera a la conversación su inolvidable Guasón.
Todos recuerdan al personaje, pocos al actor. ¡ZAZ!
Bam! Pum! Zock! Y Crash! parecen sonar en la reserva de la memoria. La onomatopeya en tipografía a-go-go que llenaba la pantalla cuando, como en pelea de viejo oeste, pero a ritmo de la composición de Neal Hefti se propinaban todos contra todos destruyendo guaridas enteras, obras de arte y sillones sicodélicos.
De Neal Hefti pocos se acuerdan. De las notas que escribió para aquella serie de televisión todos las identifican. Hay que considerar, sin embargo, que de sus obras, el tema de “Batman” es la hermana (muy) menor de toda su obra. ¡PUM!
Hefti fue trompetista desde los once años en la ciudad de Omaha, donde tuvo la oportunidad de ver a las grandes figuras del jazz que llegaban desde Nueva York. Así, aún siendo pequeño vio a Count Basie, y quedo impresionado con Harry Edison y Buck Clayton. La más grande huella la dejó Dizzy Gillespie cuando llegó a sus ciudad como parte de la banda de Cab Calloway.
Era un adolescente y ya comenzaba a escribir arreglos vocales para las bandas locales. Algunas cosas que había escrito en su infancia serían grabadas después por gente como Earl Hines.
Sin dinero para asistir a los clubes de la Calle 52, Neal se las arreglaba para colarse a las cocinas y charlar con los músicos de las bandas, con lo que logró conocer a los más grandes beboperos de la época.
Al mudarse a Los Angeles su vida cambiaría para siempre. Primero al ingresar a la Orquesta de Woody Herman de donde dice surgió su primer contacto con músicos verdaderamente inmersos en el mundo del jazz, todos cargando bajo el brazo sus álbumes de Duke Ellington “esa fue la primera vez que me sentí parte de algo” recordaba años después.
La escucha de Ellington, mas las notas de Dizzy crearon en él todo un panorama de vanguardia en el bebop que no tardaría en reflejar a través de su trabajo en la Orquesta de Herman. Comenzó a escribir con ese tono, sus composiciones llevaban ritmos diferentes y contribuyó a darle un estilo “bop” a la trompeta de una forma inusual. Los éxitos “Apple Honey” y “Blowin Up A Storm” se convirtieron en insignia de la banda y su sonido bop atrajo incluso a algunos otros compositores que estaban fuera de ese mundo jazzero, como el caso del neo clasicista Igor Stravinsky quien escribiera posteriormente el “Ebony Concert” para la banda de Herman.
¿Cómo se interesó Stravinsky particularmente en esta orquesta? Gracias a los arreglos que hiciera Hefti para las trompetas en el tema Caldonia. Se trata del sonido al unísono de cinco trompetas que reflejaban un poco el sonido Gillespie. La curiosidad ya había atrapado a Stravinsky al escuchar también los metales del tema “Woodchopper’s Ball”.
Hefti seguiría escribiendo y arreglando temas, algunas partituras para Buddy Rich, otras para la banda de Billy Butterfield y algo más (incluída su participación a la trompeta) con Harry James.
Un buen día, Hefti se encontraba en el estudio grabando su álbum “The Jazz Scene” con Big Band y cuerdas haciendo gala del estilo cubano, especialmente en el tema “Repetition” cuando alguien más escuchó aquellas notas. Ese mismo día Charlie Parker estaba grabando también , así que le pidió a Neil que lo dejara participar en el tema como solista. La pieza originalmente no estaba pensada para solistas, pero por supuesto que Hefti aceptó. Se convirtió de inmediato en un clásico, lo que llevaría a Neil a trabajar posteriormente con Clifford Brown en aquél inmortal disco “Clifford Brown with Strings” considerado el mejor disco de un solista de jazz y cuerdas jamás grabado.
Para 1950, Nefti cumplió su sueño. Ya arreglaba para la orquesta de Count Basie y lo que se convertiría a la postre la “New Testament Band”.Todo el trabajo del arreglista creo un nuevo sonido para Basie, reconocible y muy popular entre las audiencias. Neal se convirtió en una persona muy respetada como compositor, y no tanto como músico y líder de su banda. En 1955 Miles Davis dijo sobre Neal en una entrevista:
“Si no fuera por Neal Hefti, la banda de Basie no sonaría tan bien como se escucha. Pero la banda de Neal no puede tocar esos mismos arreglos ni cercanamente a lo “bien”.
La suerte estaba echada. La trascendencia de Neil Hefti no llegaría por el lado del jazz o bajo el reflector de los escenarios. El mundo de la televisión es quien le había reservado un asiento. Un tema simple y cíclico basado en el uso del “twelve- bar- blues” se convertiría en el tema más grabado del mundo en 1966.
El tema de Batman, fue compuesto en dos meses basado en el material visual que le fue proporcionado a Nefti previamente. Cuando lo presentó a la gente de Warner lo hizo al piano y con su propia voz. Neil recuerda que estaba seguro que lo echarían de allí, ya que no era cantante ni pianista, pero al ver los rostros de los directivos recobró la confianza.
Uno de ellos dijo: “esto puede servir para las escenas de persecuciones en los autos” y entonces, la historia escribía una página mas.
“Mi papá era vendedor” recuerda Neal, “…me dijo que cuando alguien daba el visto bueno, había que salir rápido de la sala antes de que cambiara de opinión” Hoy el tema de Batman es reconocido en todo el mundo por gente de todas las edades. Pocos saben el nombre de su autor. ¡CRASH!
Los delirios amorosos de Batman navegaron siempre por las turbulentas aguas de la mujer que, felina, audaz, ladrona y muy entallada se presentaba bajo el nombre de Gatubela. Durante el tiempo que la serie se mantuvo al aire pudimos ver a Julie Newmar en el papel gatuno, posteriormente a Lee Meriwether (al parecer Batman no se daba cuenta de que Gatubela cambiaba un poco) sin embargo, el paroxismo de la poca visión del héroe del simpático pijama fue cuando una mujer negra jugaba el rol de la mujer-gato. Estamos hablando, por supuesto, de quien diera verdadera personalidad (y por muy corto tiempo) a la anti-heroína…¿su nombre? Eartha Kitt.
Eartha era absolutamente multifacética. Es de las pocas artistas en ser nominadas a los premios Tony, Grammy y Emmy , además de ser absoluta precursora en el mundo del cabaret en Manhattan.
Kitt llegó a la cima del mundo del entretenimiento desde un origen muy humilde. Su madre trabajaba en una plantación de algodón en Carolina del Sur y la dio a luz cuando sólo tenía 14 años. A los ocho, su madre la entregó a una tía que la llevó a vivir a Nueva York.
Su momento llegó a los 16 cuando consiguió trabajo como bailarina en una compañía profesional que realizaba giras por Europa. Más tarde cantó en cabarets de París y apareció en varias películas durante los años cincuenta. De hecho, se convirtió en una de las favoritas de Orson Welles quien llamaba a Kitt “la mujer más interesante del mundo”. El director la descubrió y la contrató en 1951 para su versión teatral de “Fausto”. Con esta obra, también recorrió el Viejo Continente. La artista solía preferir al público europeo. “Ellos tienen cultura, los estadounidenses no”, decía con su peculiar sinceridad.
Si por su cabeza pasa en estos momentos la sentencia: ¡qué raro!, no había escuchado de ella, no se preocupe, es hasta cierto punto normal. Esto es debido a que a finales de los sesenta fue puesta en la “lista negra” en Estados Unidos por criticar la guerra de Vietnam durante una función en la Casa Blanca. Se cuenta que la esposa del presidente Lyndon B. Johnson preguntó a Eartha su opinión sobre el conflicto bélico, a lo que ella respondió: «Ustedes están enviando a los mejores de este país a que les maten de un tiro». La Primera Dama rompió a llorar…entonces yo digo: pues, ¡para qué le preguntan, ¿no? ¡BANG!
Poco después, desató controversias cuando realizó una gira en Sudáfrica en 1974, en pleno auge de la segregación racial, señalando que había ayudado a debilitar el régimen generando conciencia sobre el racismo.
Eartha mantenía su popularidad, y su nombre fue incluido en un famoso sketch de los Monty Phyton. Regresó con un éxito rotundo a Broadway en 1978, con el espectáculo Timbuktu!, versión del clásico Kismet ambientada en África.
En 1984, Eartha Kitt vuelve a las listas de éxitos musicales con la canción Where Is My Man, primer disco de oro de su carrera que llegó a la posición 7 en la lista Billboard. La canción era un anticipo del álbum I Love Men, que fue recibido con simpatías por el público gay, a lo que ella correspondió con actuaciones benéficas para la lucha contra el SIDA. En 1989 grabó otro éxito bailable, Cha-Cha Heels, con participación de Bronsky Beat.
Como sello de identidad, Kitt continuó haciendo movimientos gatubelos en el escenario, mismo que dominaba a la perfección, hablaba francés y un poco de español. En alguna ocasión alguien le pregunto sobre sus sonidos guturales y ronroneadores, “te equivocas si crees que se hace con la lengua enrollada, esto viene de la garganta…” It’s puuuurrrrfect…
Y claro, recordamos al personaje bati-femenino, pero difícilmente los nombres de quienes portaban la máscara. Así la televisión.
Por favor busquen las increíbles versiones de Eartha Kitt a los temas Old Fashioned Girl, C’est Si Bon y Santa Baby (para ronronear en navidad).
De Adam West, nuestro protagonista, ya volveremos en otra ocasión.
(Se escuchan las notas finales del tema de Batman -tararararararaaa baaaatmaaaan)