Auddiora

 

Por: Abel Rojas

Está vigente la oportunidad de participar en el rescate de cuatro proyectos independientes, de emprendedores jóvenes de esos que hacen las cosas más por “amor al arte” que por una consolidación comercial. Son proyectos de cine, de promoción, exhibición, fomento de la cultura cinematográfica y me recuerdan mucho a aquel movimiento de cineclubes en el que me involucré por allá del año dos mil y cuyo aliento mayor lo brindó la Universidad del Valle de México campus San Rafael.


Nayar LabCinema

Nayar LabCinema

En este caso les platico sobre la iniciativa #PorAmorAlCine instigada por CEDECINE y que nos invita a fondear la operación durante la cuarentena de: Cine “La Mina” de la ciudad de Guanajuato capital. “Nayar Lab” en Tepic, Nayarit. CineToo de San Pablo Guelatao Oaxaca (sí, la mismísima población que vio nacer al Benemérito) y “El Cine Club” de Playa del Carmen, Quintana Roo.

Se trata de cuatro proyectos creados, organizados y operados por cooperativas o grupos de jóvenes que si acaso alcanzan 30 años de edad. Como es obvio, ninguno de los proyectos se localiza en ninguna ciudad grande, si acaso Guanajuato es la de mayor población. Las otras tres son ciudades pequeñas o como Guelatao, un poblado de 500 habitantes integrado por casi 50 caseríos. También es obvio, pero muy importante resaltar, en ninguno de estos lugares se encuentra instalada ninguna cadena de exhibición y las únicas salas de proyección cinematográfica son precisamente las cuatro que hoy requieren ayuda económica.

¿Por qué es importante ayudarles? Porque a pesar de la juventud de sus creadores, los cuatro coinciden en señalar que el motivo para contar con cada uno de los proyectos obedece a la esencia del cine: la experiencia colectiva. Precisamente cuando el acto de ver películas está marcado por la tendencia comercial de hacerlo individualmente en casa, y ante la amenaza de la pandemia para no volver a hacerlo socialmente dentro de una sala de cine. Aferrarse a esta condición primigenia del cine (la primera proyección en el mundo ocurrió en 1895 en una sala repleta de gente en París) repito, aferrarse me parece romántico e idealista sí, pero a fin de cuentas, fundamental para la apropiación de bienes culturales para la generación más joven. La cinefilia se mama, se aprende en casa pero se vive en una sala de cine. Y ya.

Las características de cada proyecto se ajustan con mucha inteligencia a cada lugar en donde se desarrollan. En Tepic por ejemplo, el proyecto tiene entre sus objetivos “hacer ciudad, construir ciudadanía”; justo uno de los objetivos de desarrollo del milenio pautados por la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Este proceso de construcción física de una sala de cine tiene como materia prima la participación social (voluntarios dedicaron trabajo comunitario para rescatar, acondicionar y mantener operativa la sala de proyección) y también incluye el reciclaje de materiales (las butacas fueron rescatadas y restauradas de otra sala de cine, ya extinta). La combinación de estas acciones configuran una intervención urbana muy pocas veces vista en todo el territorio mexicano. Es más, me atrevería a pensar que es la única.


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La misma cualidad particularísima la comparten los otros proyectos, el oaxaqueño por ejemplo que está dirigido a comunidades indígenas, el quintanarroense que está concentrado tanto en intervenir escuelas públicas como ocupar el espacio público, concretamente parques y jardines. En Guanajuato el cinceclub se inscribe en la dinámica que otorga el turismo a una ciudad igual de dinámica que tradicional.

El objeto de la campaña de donación es la recaudación de fondos para pagar los sueldos de los trabajadores de los colectivos en un periodo de tres meses. A través de “Donadora” la cantidad a reunir es de $264 mil pesos. Aún restan 30 días aproximadamente para participar.

La dirección web para donar es: https://donadora.org/campanas/pantallas-brillando

 

Una respuesta

  1. Muy buena idea , con un enorme reto económico dadas las condiciones actuales del país.