Auddiora

¡Call Porter! La elegancia de ser compositor.

Por: Erik Montenegro [Artículo publicado originalmente en la revista AcidConga I World Groove (Madrid, España), adaptado para auddiora.com]

Tengo una hija que está dejando los lazos rosas y las coletas para entrar en algo que para no batallar en las definiciones le llamo pre-adolescencia. Atrás quedaron los temas infantiles que la hacían soñar, el oso que bailaba rock, el sheriff y su caballo, los árboles, la lluvia…nada. Hoy me pide actualizar su dispositivo portatil con música diversa y canta “My Humps” de los Black Eyed Peas con esa vehemecia que solo el desconocimiento de causa provoca. Una canción inspirada en los glúteos y sus múltiples usos, es la referencia.

¿Tiempos pasados fueron mejores? 

No, pero si somos específicos, tal vez en algunas cosas, si.

El arte de tejer letras, anudarlas a una melodía y arrancar del ovillo cientos de nuevas historias se dice fácil.

En caso de querer tararear una canción o cantar algo facilito, a veces solo hay que encender la radio.

En casos de desesperada pasión, extrañamiento desmedido, melancolía, amor insuperable, alegría inusitada, ilusiones y poesía…

¡Call Porter!

 Por estos días se conmemoraron los 130 años del nacimiento de Cole Porter

Su muerte; triste, pero cierto. Pasó un tanto de noche.

Y es que existe un sutil desdén por aquellos que pasean a las letras sobre la música. Históricamente los compositores que han hecho rimar perfectamente y en cualquier idioma esas líneas que cantamos, son siempre superados por el mismo intérprete. “Aquella que canta tal o cuál popular cantante” es lo que guardamos en la memoria, pero quién efectivamente está detrás de cada letra, en un buen número de casos, es desconocido para el gran público.

No así cuando llevas tus letras a su máxima expresión. 

El teatro musical. 

  

Ahí sí que cada tema lucirá en su justa medida, y todos deberán poner atención si es que quieren saber de qué va la historia por la que pagaron un asiento.

Esa era la especialidad de Cole Porter. Observar lo que él escuchaba. Con esa magnificencia que permitían las producciones de presupuestos abultados. Con esos guiños a la vida despreocupada (que no desobligada) de quien ha mirado las estrellas de París y de Nueva York frente a un piano. Con esa homosexualidad reprimida.

Es vivencial y es autoreferente. Hoy su música es bandera para batallas contra el SIDA.

Son muchos años atrás.

El esplendor de la corbata de moño, de los jolgorios nocturnos, de las siempre innecesarias pieles sobre los hombros de mujeres bellas o escandalosamente opulentas.

Leía la columna de Eduardo Mejía, periodista del Financiero quien publicó hace algunos años un artículo que lleva por título: Cole Porter, Poeta.

A pesar de la brevedad del texto, me parece que Mejía encierra de manera contundente gran parte de la esencia del que a mi insignificante parecer fue uno de los más prolíficos y maravillosos compositores de la primera mitad del siglo XX.

Y es que hay mil formas de abordar al artista, pero un muy buen ejercicio para comprenderlo es sin duda caminar por sus letras.

Aprovechándome de manera deliberada del trabajo ya hecho, rescato a la letra lo que Mejía enuncia respecto a una de las más populares melodías de Porter: You’re the Top.

You’re the top.

…“una pareja intercambia adjetivos; el Coliseo, el Museo de Louvre, una melodía de Strauss, un soneto de Shakespeare, la torre de Pisa, la sonrisa de la Mona Lisa, el brandy Napoleón, una comida turca, los ojos de Irene Bordón (una de las actrices más bellas del teatro estadounidense de los años treinta), el cuello Arrow, el dólar de Coolidge (la canción es de 1934), un drama de Eugene O’Neill, el queso camembert (mi adjetivo favorito), el Infierno de Dante, una ensalada Wakdirf, una balada de Irving Berlin, un Boticelli; Keats y Shelley, un tamal picoso; a sí mismos, en cambio, se califican como un cheque sin fondos.

Yo le pregunto amable lector…¿No es genial?

¡Es exquisito! ¡Es de-lovely! Para decirlo en términos “Porterianos” (ponemos en la mente por favor las frases: It’s delightful, it’s delicious, it’s delectable, it’s delirious It’s dilemma, it’s de limit, it’s deluxe…)

Cole Porter era eso, el cúmulo de lo exquisito, lo refinado, lo culto, lo bien aprendido, la letra decantada y devenida de los mejores muros de aprendizaje.

Pobre de aquél que no haya aprovechado la genialidad de su cancionero para anotarse un par de buenos besos al citar algún fragmento de Night and Day (no importa querida donde estés…pienso en ti noche y día), o de Easy to Love (tan fácil de amar, tan fácil de idolatrar…). Soy fanático del involuntario vaivén que provoca escucharle en voz de Sassy, o de Ella, o Frank, o Ekdall, o Kitt, o Esquivel, o recientemente Barrowman-Kline…es inevitable.

Night and day.

Sigamos con las letras.

En la no muy popular cinta de Irwin Winkler (De-Lovely 2004) podemos ver al club de “amigos” de Porter en una fiesta de alberca retando al compositor a escribir una melodía que usara las palabras I Love You. Además de la veracidad de la anécdota plasmada en la cinta, I Love You no sólo demostró que no había imposibles para Porter, sino que se convirtió en un tema de importantes dimensiones (incluida en la banda sonora de varias cintas) dejando claro algo que es absolutamente fundamental: Por mas recursos trillados y románticos que Cole usara, por más miel que derramaran sus letras, por más estereotipos y cursilerías, palmeras meciéndose al viento, “drips y drops” de gotas de lluvia,…jamás han sonado excedidas ni desagradables, ni vomitivas las canciones de Porter. Todo lo contrario.

Y si seguimos con las letras podemos amanecer recreándolas:

I love you

Hums the April breeze.

I love you

Echo the hills.

I love you

The golden dawn agrees

As once more she sees

Daffodils.

Además de la fabulosa rima que no falla, existe la sorpresa agazapada que salta en el momento inesperado. Porter tiene un cancionero que rebasa las 300 composiciones y todas tienen un motivo de existencia.

Y es que no todo es miel sobre hojuelas.

¿No hubo amor? Entonces nada mejor que Just one of Those Things

As Abelard said to Eloise,

“Don’t forget to drop a line to me, please”

As Juliet cried, in her Romeo’s ear,

“Romeo, why not face the fact, my dear”

So good-bye, dear, and amen

Here’s hoping we meet now and then

It was great fun

But it was just one of those things

Yo le pregunto amable lector (si, de nuevo)…¿No es genial?

La cinta que su vida inspiró aun estando Porter con vida, y que incluso acudiera a su estreno en compañía de su esposa (Night and Day, 1946) estelarizada por Cary Grant y Alexis Smith se perfila tímida y discreta. Es ahora por todos sabidos la bisexualidad de Porter. ¿Qué pasa cuando alguien es capaz de amar al género que sea de manera indistinta? Poesía, vivencias, experiencias. Es como vertir sobre el colador los más recónditos secretos de los hombres y las más anheladas pasiones de las mujeres y hacer de eso musicales, canciones, letras, poesía de éxito asegurado. ¿Cómo lo hace? Es seguramente la pregunta de todos que le han tratado de imitar.

Y es tal vez cargar demasiado la balanza a un solo lado. Debe existir una fracción que abomine tanto caviar y champagne, por decir lo menos. Es igualmente válido. El cancionero que describe la realidad y la cotidianidad se dibuja también como muy necesario, pero seamos honestos, ¿a quién no le gusta de vez en vez asomarse por la mirilla del mundo engominado? O acaso, por el mundo de lo prohibido.

Cole Porter con todo y sus caballos y sus altos vuelos, fue también víctima de la censura.

Love for sale

Appetizing young love for sale

Love that’s fresh and still unspoiled 

Love that’s only slightly soiled

Love for sale

Love For Sale fue prohibido durante varios años. Una oda al ejercicio de la prostitución no habla precisamente de la apertura del siglo pasado. Sea lo elegante que sea. 

Ahora que si hablamos de cocaína, pues sí que tenemos problemas.

Some get a kick from cocain

I’m sure that if I took even one sniff

that would bore me terrificly too

yet I get a kick out of you

 

Love for sale.

Prohibido.

Pero al mismo tiempo frontal.

Trascendental, si me preguntan.

¿Cómo se hace para que esas letras no quedan olvidadas en un pasado inmediato?

Borradas de un plumazo.

Por la misma fuerza que tiene el compositor en su conjunto. Porque es el mismo que había compuesto el tema que bailan Ginger Rogers y Fred Astaire mientras un joven Frank Sinatra los mira por televisión fascinado.

Cole Porter en el mundo de la música batalla constantemente por su lugar en la historia. Consagrado en muchos países, perfectamente desconocido en otros. De ahí el visitar apenas un fragmento de su obra. Si no han vivido la experiencia, cualquier momento es ideal.

Nadie describe de igual forma a la pasión.

No se arrepentirán.

Mientras tanto, déjese enamorar…

Strange dear, but true dear,

When I’m close to you, dear,

The stars fill the sky,

So in love with you am I